Europa frena el ecoblanqueo
La Comisión Europea ha aprobado una Directiva para terminar con las etiquetas medioambientales engañosas, el ecoblanqueo (greenwashing en inglés). En adelante, no se podrá añadir a los productos ninguna expresión genérica del tipo «respetuoso con el medio ambiente», «eco», «verde», «climáticamente neutro», «biodegradable», «consciente» o «responsable» si no está basada en unos datos medibles, fiables y comparables. Aunque esta propuesta va dirigida a todos los sectores, la moda está claramente en el foco.
El objetivo es lograr que las etiquetas sean fiables, comparables y verificables en toda la UE, y reducir así el blanqueo ecológico.
La Directiva publicada el 22 de marzo va dirigida a las empresas pequeñas, medianas o grandes (más de 10 trabajadores o 2 millones € de ventas anuales) que operan en la Unión Europea. Les exige que justifiquen cualquier alegación o etiqueta medioambiental. Cada tipo de alegación exigirá un método distinto de comprobación: desde certificaciones de terceras partes a análisis de ciclo de vida completo. El objetivo es lograr que las alegaciones sean fiables, comparables y verificables en toda la UE, y reducir así el blanqueo ecológico.
En un estudio hecho por la Comisión en 2020, el 53,3% de las alegaciones medioambientales daban una información vaga o infundada.
Esta propuesta legislativa forma parte del paquete de medidas del Nuevo Plan de Acción de Economía Circular adoptado por la comisión el 11 de marzo de 2020 bajo el marco del Pacto Verde Europeo de 2019. Dicho pacto identificó la de los textiles como una de las siete cadenas de valor clave en la búsqueda de soluciones a la emergencia climática.
A través de la Estrategia Europea sobre textiles sostenibles y circulares, aprobada en marzo de 2022, se busca ofrecer a los consumidores una mejor protección contra las prácticas desleales de las empresas y una mejor información acerca de los productos.
Según la nueva Directiva, completar el marco legislativo europeo que apoya el consumo sostenible contribuirá a alcanzar el ODS 12 y tendrá un impacto positivo en los terceros países donde producen las cadenas de valor globales.