Récord de CO2 en la atmósfera
La concentración media diaria de dióxido de carbono (CO₂) en la atmósfera, medida en el observatorio de Mauna Loa (Hawái, EE.UU.), estación de referencia mundial en este tema, alcanzó en mayo del 2023 el nivel de 424 partes por millón (ppm). Esta concentración es la más alta desde que hace 63 años se inició en esta cima el registro sistemático, constante y detallado de este gas asociado al efecto invernadero y el cambio climático.
Diversos estudios indican que la actual concentración de CO₂ en la atmósfera terrestre es la más elevada en los últimos tres millones de años, aunque también se ha apuntado que el récord podría llegar a ser de hasta 20 millones de años. Durante los últimos 400.000 años, las concentraciones de CO₂ han tenido varias oscilaciones, desde aproximadamente 180 ppm durante las grandes glaciaciones del holoceno y el pleistoceno hasta 280 ppm durante los periodos interglaciares.
Para comprender mejor la importancia de este nuevo récord, se debe recordar que a mediados del siglo XVIII, al inicio de la revolución industrial, en la atmósfera había solamente 280 ppm de CO₂. En 1959, la concentración de este gas en la atmósfera en el observatorio de Mauna Loa era de 315 ppm, en 1990 se alcanzó la cifra de 354 ppm y en el año 2013 se superó por primera vez el nivel de las 400 ppm.
Reducir las emisiones
La concentración de CO₂ en la atmósfera no depende solo de las emisiones anuales actuales, sino que viene determinada en su mayor parte por el total de emisiones que se han ido acumulando en los últimos años y décadas en la atmósfera. El CO₂ es un gas que una vez que llega a la atmósfera tiende a permanecer casi inalterable durante decenas de años, y se estima que continúa calentando la atmósfera durante más de 100 años desde su emisión. La disminución de las emisiones de CO₂ es, por tanto, necesaria (por no decir, imprescindible si se quiere mantener relativamente estable el clima), pero sus efectos solo serán realmente apreciables a medio y largo plazo.